Los juegos olimpicos de
Tokio 1964 es el tema de hoy en este blog.
Se dice que su organización fue perfecta, las construcciones deportivas, ideales; la retransmisión televisiva en color, para todo el mundo, fueron tal vez las gemas inolvidables de unas olimpiadas celebradas por todos.
Fue en Tokio 1964 que se incorporó el uso de computadoras para manejar eficientemente las estadísticas del certamen ( y si no me traiciona la memoria, creo que leí-que pena pero no había nacido- que en esa olimpiada se incorporaron a las competencias femeninas, el pentatlón y los 400 metros planos). Más de 5000 atletas de 93 países participaron de las justas.En 26 eventos se impusieron nuevos récords olímpicos.
En el campo deportivo la figura de los juegos, esta vez habría que buscarla en la natación, un deporte en el que se impusieron ampliamente los estadounidenses, de entre los que surgió el nombre de Don Schollander, ganador de cuatro medallas de oro (100 mts libres, 400 mts libres, 4x100 m y 4 x200 m). Pero la gesta posiblemente más destacada de Tokio 1964, es sin duda la carrera que Bob Hayes realizó en el último relevo de la prueba de los 400 m lisos.
Al recibir el testigo, Hayes estaba situado en sexta posición, pero tan solo seis segundos después había superado ya a cinco de sus predecesores, finalizando en la meta con tres metros de ventaja sobre su más inmediato seguidor. Hayes, oficiosamente, había corrido los últimos cien metros en ¡8 segundos y 6 décimas!.
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